Prensa española, manipuladora

A raíz de los sucesos acaecidos el 1 de octubre y los días posteriores en Cataluña, un cántico se popularizó entre los manifestantes, alcanzando la visibilidad mediática: “Prensa española, manipuladora”. Con esporádicas apariciones en diversas manifestaciones del secesionismo catalán esta frase ha permanecido con perfil bajo en el psique colectivo, hasta llegar- quizá para sorpresa de muchos- al corazón del barrio de Argüelles: Ferraz. Esto nos dice que estamos ante algo nuevo, caracterizado- entre otras cuestiones- por la inspiración directa en los enemigos de España en un intento de salvar esta. Los que han enarbolado la bandera del Noviembre Nacional han acogido con perspicacia algunas herramientas de aquellos que supieron transmitir con gran habilidad la narrativa que ellos querían. Gran habilidad y gran éxito. Porque el éxito, valiente lector, es propiciado a día de hoy por el contubernio mediático mainstream. Y ese contubernio puede ser muchas cosas, pero entre ellas no está el estar de nuestro bando en la Guerra Cultural.

Lo que sí es ese contubernio es un oligopolio, donde unos pocos grupos controlan todos los medios de comunicación. Así, vemos aparentes ironías como la coexistencia dentro de Atresmedia de una televisión “de izquierdas” como La Sexta con una “de derechas” (Antena 3), sin olvidar la dominancia dentro de Atresmedia del Grupo Planeta, donde destaca el periódico “de derechas” La Razón. No falta la oferta para el español consumidor. ¿Quieres una tele de izquierdas? Toma ¿Una de derechas? Toma también. El cincuentón que creyéndose disidente escucha a Alsina (Onda Cero) mientras va a trabajar y el que encuentra gracioso a El Intermedio por la noche le están siguiendo el juego al mismo capitalista (o al mismo fondo de inversión, que en el caso de Blackrock posee el 5% de las acciones de Mediaset)

Un análisis superficial llevaría a pensar que esas aparentes contradicciones no más que prueban la pulsión de los empresarios por incrementar sus ganancias. Sin embargo, hay que recordar que ahora vivimos en un capitalismo moralista, donde el avanzar en su ideología es un asunto de vital importancia para muchos de estos empresarios. Por mencionar un ente ya citado, Blackrock (que siendo el mayor gestor de bienes del mundo tiene acciones en Microsoft, Apple, Netflix, Disney, Universal…) está posicionado ideológicamente a favor de los “derechos trans”, y su filosofía y la que obligan a implementar en las empresas contratantes es el DEI (“diversidad, equidad e inclusión”).

Pero es mucho más grave que simplemente entender que la entereza de la prensa mainstream está sometida a un consenso progre y globalista (que ahora podemos señalar más fácilmente como dentro de la Agenda 2030) del cual nunca van a disidir. Lo verdaderamente terrorífico es que la gente que lo controla está totalmente coordinada en sus acciones. Recordemos, estas gentes se conocen personalmente. Juegan juntos al golf, asisten a las fiestas de Pedro J., posiblemente frecuenten las mismas logias…y no tienen ningún problema en darse una llamada de vez en cuando. Ejemplos concretos de casos flagrantes:

Entre las elecciones de abril de 2019 y las de noviembre de ese mismo año hay varios cambios en la política de partidos digna de mención. Unidas Podemos cayó a cuarta fuerza; Ciudadanos se precipitó a la marginación; VOX logró unos resultados primero buenos y después espectaculares. Los análisis sociológicos o de estrategias de marketing parecerían quedarse cortos a la hora de explicar sucesos como el de Ciudadanos, que pasó de los mejores resultados de su historia (y los mejores del centro liberal desde Suárez) a los peores hasta la fecha en cuestión de meses bajo la misma promesa electoral.

Los que recuerden esas fechas se acordarán también de un consenso periodístico surgido que afirmaba que Rivera debía romper sus promesas electorales y pactar con Pedro Sánchez. Por ejemplo, el caso concreto del medio de Pedro J., El Español, que históricamente había apoyado al partido Naranja y tornó a la crítica feroz a la dirección de Rivera. Y una estrategia coordinada acabó en unos meses con Ciudadanos. En el caso de Podemos fue llamativa la ruptura del histórico medio de Podemos, La Sexta, que renegó súbitamente de ellos y pasó a hacerse carantoñas con Don PSOE. Y luego todos a exigir autocrítica del Coletas, ignorando el impacto de que la televisión que creó a los morados les había abandonado. VOX recibió una constante y malintencionada crítica por parte de titulares, tertulianos y la práctica entereza del periodismo mainstream. Pero para VOX se probó que todo lo que se hable es bueno, y sus 52 escaños les permitieron realizar sus 2 mociones de censura.

Y a lo largo de estos 4 años, los medios han estado cambiando en sus estrategias respecto a VOX. Más recientemente, para las elecciones municipales y autonómicas de abril, los medios se portaron cordialmente con el partido en cuestión. Y tuvo unos buenos resultados en estas elecciones. Inmediatamente y tras el anuncio de elecciones en julio, se comenzó un silencio mediático absoluto y total que a día de hoy aún no ha cesado. Es un silencio asfixiante que condena al partido a la conspiración desde las redes sociales y al esfuerzo de las lonas, que pudo no salirle muy bien. Pero no explica una lona una bajada de 52 a 33 escaños, no. Lo explica la muy poco sutil estrategia de los medios, tanto los “del PSOE” como los “del PP”, muy interesados en una bajada sustancial de VOX en esas elecciones, en un mundo en el que sólo tienen que hacer un par de llamadas. Un par de llamadas y Abascal no va al Hormiguero.

Y no hay que quedarse en el mundo de la política de partidos para evidenciar la existencia de estrategias coordinadas. En verano de 2022 explotó la serpiente de verano de los pinchazos en las discotecas, y todo se llenó de titulares. En otoño de ese año, cuando aún nos estábamos olvidando de aquel esperpento, uno aún mayor: el de los “cánticos machistas” del Colegio Mayor Elías Ahuja. Una polémica ficticia, un asunto irrelevante. Exactamente igual que el “beso” de Jennifer Hermoso con Luis Rubiales tras la final del Mundial Femenino. La irrelevancia de tales cuestiones es tanta que escuece, y aún así en todos los hogares, clases y oficinas españolas se habló más de cada una de ellas que del Noviembre Nacional y de todo lo conseguido. Más de un mes de protestas, con miles y hasta decenas de miles de personas llenando Marqués de Urquijo. Y no sólo Ferraz. Por primera vez, vemos la policía retroceder ante un aspa de Borgoña y a cayetanos esquivar porrazos y hablar de “lecheras”. Bueno, los vemos los que lo hemos visto, porque muchos parecen no haberse ni enterado.

¿Y qué podemos hacer nosotros ante esto? ¿Cómo es posible ganar así, ante tan nefasto escenario?

La respuesta ha de yacer en la prensa alternativa y en medios como este. Y hasta que lo que hagamos sea suficiente como para que se tenga que hablar de ello en El País, dile a tu abuela que apague la tele.