El pasado jueves 24 de octubre conocimos la dimisión de Íñigo Errejón, portavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados, tras haber sido denunciado por acoso sexual por la actriz y presentadora Elisa Mouliáa.
Como no podía ser de otra manera, siempre se acoge con gusto la dimisión de un líder político al que se detesta, pero esta cuestión se torna especialmente satisfactoria cuando viene motivada por no haber cumplido los estándares ético-feministas con los que esta gentuza lleva ya 10 años dando la turra. Al final, no deja de ser irónico que el monstruo que tú mismo creaste sea el que te haga caer.
Porque claro, no puede ser que el 90% de tu programa político de la última década venga siendo que los hombres blancos heterosexuales son el jodido demonio y que tú des por sentado que es imposible que esto acabe salpicándote a ti también, aunque sea por pura estadística. Nunca -y repito, NUNCA- estás a salvo de las hordas feministas, ni siquiera siendo el mayor aliade sobre la faz de Españita. Y eso que hoy el movimiento feminista está en su punto más bajo desde aquel 8M de 2018 que dio inicio a la histeria colectiva que estamos comentando. Con una Irene Montero completamente amortizada, un PSOE plagado de ministros puteros, un Sumar en horas bajas y una ministra de Igualdad a la que nadie conoce, el feminismo es hoy, por suerte, una pantomima de lo que de verdad podría haber sido si las que lo llevaron a su apogeo se lo hubieran creído de verdad y no lo hubieran utilizado únicamente para colocar su coño a 75.000€ anuales.
Lo que está claro y donde la derecha tiene que incidir es que estos casos se conocían desde dentro de Sumar y en los ambientes progresistas (si no, que pregunten en la facultad de Políticas de la UCM), pero como el supuesto agresor era uno de los suyos, todos los que lo sabían callaron como putas. Pero ni mú eh, no fuera a afectar esto al partido y acabaran perdiendo 5 diputados y 40 concejales. De hecho, este punto acaba por reconocerlo implícitamente Loreto Arenillas, exjefa de gabinete de Errejón, en el comunicado que sacó 48h después de que se conociera toda la historia, cuando asegura que «en junio de 2023 […] puse en conocimiento de la entonces secretaria de organización y la responsable de feminismos un acto protagonizado por el diputado Íñigo Errejón, información que consideraron no elevar a los órganos del partido». Nos ha jodido que no quisieron elevarlo, al mes siguiente había elecciones y la hostia que se podían dar era de aúpa. Y qué decir de los (y, sobre todo, LAS) periodistas progresistas que han salido en tromba a denunciar que esto ya se sabía en sus círculos desde hace años. Todas. A coro. Mira, tarada, el que no podía saberlo era Abascal y por eso no lo habrá denunciado, pero si tú, periodista malasañera de Lo País, lo sabías desde hace años, eres una hija de puta, una mala persona y una pesetera, y no has dicho nada porque no te convenía personal ni profesionalmente. «Yo sí te creo siempre que no me quede sin comer». Así de simple.
Pero no perdamos el foco. Al final Errejón no deja de ser un tipo infame, un friki incapaz de cortejar a una dama, un hombrecillo a medio terminar que ve a las mujeres -y, por ende, también a sus compañeras de militancia- como vaginas de usar y tirar. Algo que es despreciable y debe ser denunciado públicamente (lo personal es político y tal y cual), pero es que ser un cerdo con las tías a las que te tiras ni por asomo se acerca a algo delictivo. Ahora bien, no podemos ser los fachas los que ahora mostremos clemencia con los tipos que han usado hasta ahora todo lo que tenían en sus manos para tratar de hundir hasta al último concejal del PP del último pueblo de Castilla y León por cualquier denuncia por maltrato que haya acabado archivada. Que Errejón acabe en la trena y que Vito Quiles acabe entrevistando hasta a su prima segunda del pueblo para preguntarle por ello es lo mínimo que debería suceder para que el tablero comience a nivelarse. Que esta peña se fue a Marinaleda a buscar a los 44 votantes de VOX eh, no olvidemos.
A todo esto, y como siempre, Feijóo y el Partido Popular a por uvas. Por un lado lo de Errejón, sí, pero también en las últimas semanas hemos conocido que don José Luis Ábalos Parera se tiró 3 semanas en agosto de 2020 -el año que nos prohibieron salir de casa por la pandemia- viviendo literalmente en un puticlub a gastos pagados. El (supuesto) líder de la oposición ha contraatacado con la ya clásica manifestación-fiesta del centro-derecha-constitucionalista-moderao y anunciando que bajará los impuestos si llega al gobierno. ¿Se puede dar más vergüenza? ¿Lo pepé también está en el ajo? ¿Pedirá Feijóo una Ley de Encuentros Sexuales Consensuados y Feministas? Demasiadas preguntas de las que ni sé ni creo que quiera saber la respuesta.